Descripción
La irrupción de Un cuerpo que no flota en la literatura argentina tiene la forma de una ciudad peculiar. Una provincia que no es espacio rural ni pueblo, sino ciudad. Música forastera, sonidos de calle, voces urbanas que resuenan a una escala distinta: en ese lugar aparece la zona literaria que estas historias reconstruyen. Y es allí también donde reside la particularidad de estos relatos, que vienen a poner en discusión la idea dominante de que la literatura de provincia es aquella que recupera sólo el espacio de pueblo y el escenario de lo ruralizado —y que, por otra parte, imagina a los personajes de ese universo siempre desde un estereotipo—. Como si existiera una necesidad histórica de dejar al desnudo el interés político de ese mandato, Facundo Iñiguez se integra a las voces de nuestra literatura como las de Mariano Quirós y Eduardo Muslip, potentes en la prosa, disidentes frente a los lugares de orden del mundo.
María Lobo
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